domingo, 16 de septiembre de 2012

LA VECINA DEL OJÚ II

Algunos temas requieren segundas partes por razones inevitables. Y, por supuesto, mucho había tardado que este tema en concreto clamase a gritos (como, literalmente, ha hecho) no una, sino cientos de secuelas de bilis y desfogue.

Con su prosa salerosa ya apuntaba maneras y advertía de que esto ocurriría tarde o temprano.

La música lolailo, conocida por flamenco o simple y llanamente música folclórica andaluza (sí, estoy ganando un buen puñado de amigos del alma, lo sé, pero ya estoy más que harta de que España se vea como "Olé tus muertos" y "El dichoso duende" -encima, el puñetero duende no trae olla con oro-, o la paella). Todo el día a toda pastilla. Realmente me importa poco la música que escuche la gente, sí, creed lo que os digo.

Pero es que hay una sutil diferencia de decibelios entre escuchar música y disfrutarla en tu casa o poner cualquier música a un grado de decibelios que se usa única y exclusivamente para fardar de altavoces y mostrar a tus vecinos tu mal gusto musical.

Odio el flamenco. Ya está, lo he dicho. Pero también me toca las narices el folclore sea de aquí, de allí y de acullá. Puedo soportarlo, generalmente con dos copas de vino y ambiente festivo (en algunos casos, agradecería química de farmacia para sobrellevarlo más dignamente, pero de sueños se vive).

Camarón nunca me ha gustado y sólo lo he visto como una especie de caricatura de Jesús tocando palmas. Para que podáis devolverme la posible ofensa, os digo que me gusta la música llamada infernal, la música clásica, el rock, hasta algo de "ruido de fregadero", ya me entendéis.

Pero si a esa mujer, que grita como una desesperada desde la montaña más recóndita de la sierra, como si se estuviera flagelando con braseros ardientes mientras se arrastra por una balsa de espinas, si le añadimos, repito, a mi vecina con su "ojú" diabólico y grotesco, la cosa se convierte en un atentado acústico de proporciones insospechadas.

La diferencia está en que yo no pongo mi música a toda leche ni molesto a los demás. Alguien me dirá que esa música pide ser escuchada a todo volumen. Vale, ponte auriculares o joróbate como yo. La música infernal pierde demonios a medida que se reduce el sonido, digo yo.

En fin... Definitivamente no soy "South girl". Para cualquier reclamación o pataleo ofendido, tengo las hojas disponibles en mi email, pff...

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